He decidido perder el juicio. Ser parte de la gente -de la que la gente- se arrepiente de dar tanto espacio en sus vidas.
La idea no es ser una maricona intencionalmente, más bien se trataría de conducir de manera sutil las situaciones para que las cosas terminen de manera abrupta y dolorosa, claro que esta vez no lo serían para mí. La clave es evitarme el sufrimiento y no ensuciarme (ni lavarme) las manos.
Aprovecharse de todas las bondades de cualquier persona, lucrar de manera suave, paulatina, prolongando el beneficio que me proporciona cada ente que conoceré desde este momento. Todo esto sin perder la simpatía y la espontaneidad, claro, cualidades estúpidamente sobre- exaltadas por toda la gente. Yo también suelo caer en ese juicio interesado (claro, para reírme y pasarlo bien), y simplista (porque por simpático suele pasar a ser “Un gran amigo”).
Quiero convertirme en un narciso cool, como le llaman. Un huevón simpático y livianito, que detrás esconde una persona egoísta, hedonista, con fines precisos en pro del bien totalmente personal. Es superfluo, sí, pero práctico considerando que a estas alturas conozco demasiado pocos personajes que piensen en el otro antes que en el uno. O no antes que en sí mismos, pero que por lo menos lo consideren para algo.
En mi caso, esto conlleva claramente un cambio de imagen y, por supuesto, de actitud. Desde ahora pertenezco al grupo que solía llamar “Una más de las mismas”, conglomerado desde donde mi hermano suele sacar sus novias de turno. Narcisas cool, por si acaso.
Viene el cambio de raíz, desde el folículo piloso mismo, con el efectivo disfraz que proporciona el amoniaco y las bondades de algún peluquero que se dedique al tema. Eso más todo lo que distraiga el escrutinio de extraños buscando mi real “yo”: Uñas y manos pulcras, ropa que destaque o pretenda atributos físicos dignos de desconcentración, aroma embriagador, y harto maquillaje en los ojos para que no se note mi naturaleza freak y perna.
Estas no son ideas para nada nuevas. Las saco de mi entorno más inmediato. Por lo demás este verano pasado, recién a mis 24, he descubierto las ventajas del escote y del sostén mentiroso que deja las tetas como amígdalas.
Con esto me vuelvo una puta, una maraca, simpática, liviana, linda y luminosa. No es que todas las mujeres que me rodean lo sean, es sólo que yo sí quiero serlo. Tengo pensado meterme a un curso de danza para desarrollar elongación y con eso postularme a algún Pub, y ser deseada por todos y cualquier macho que quiera sólo despreocupado sexo. Mi “belleza” es demasiado “compleja” para ser follada de manera fácil.
Pero no quiero caerme en la escala social y ser finalmente mal mirada, quiero ser extremadamente feliz, ser objeto de envidia, anular mi preocupación por la comida del perro, encontrar la cabeza perdida de mi hermano, el calentamiento global y el abuso del plástico en los supermercados, las grasas saturadas y urgirme por que no se me asome el ombligo para’, en consecuencia, mostrarle gratuitamente al mundo mi realidad paralela, donde detrás de ese agujero negro se esconde un universo aparte, uno exógeno, que perdió el sentido de pertenencia y de patria hace rato.
Yo quiero que todos me deseen cerca, bien cerca, con mi rico olor, mis lindos colores, mis tetas turgentes, mi buen gusto, y mi aura luminosa.
De veras que estos huevones no ven mi aura, así que puede estar de luto si quiere. Or empty, in consecuence.