En honor al ganador

Una semana después de que el mundial terminó, el Comité Aflochi, mediante un intenso conteo de puntos, logró dilucidar finalmente al ganador de la Polla. El nombre del afaortunado no importa y no tiene ningúna relevancia en los hechos. Pese a que hubo un personaje que resaltó por su instinto futurista, el resto de los participantes estuvieron relativamente cerca del premio, pero las reglas indicaban que sólo uno podía ser el ganador.

A los 3 días siguientes, el Comité reveló el nombre del triunfante a través de su blog y al mism tiempo dio aviso del día , la hora y el lugar del prometido asado en honor al capo de los capo. El lugar: Tomacho´s Pub; la hora: 20.00 hrs para la gente normal y 23.15 para Carnicero.

El esperado día llegó, la reunión conto con la presencia de todo el staff de pajeros, entre los que destacaban el dueño de casa, Tomacho; el creador de todo esto, Pipe; además de Juanito, Yoyo, Chalo, Carnes, Pozzi, Pablo Otaíza, José I Báez y el Lorofly y no puedo dejar de nombrar a la postulante a la presidencia Renita y la última integrante de este exclusivo club, Montse. Los corresponsales en Europa cagaron nomáh. Todos llegaron con algo. Unos con longanizas, otros con el pan, más de uno con el hambre, a otros los mandaron a comprar el copete y las bebidas...lo “otro” iba por cuenta del casero.

Nadie quería hacer el fuego, Juanito pasaba corriendo por el lao de la parrilla, mientras menor era el contacto con ese carbón, fósforos, cebolla, ladrillos, etc, menor eran las posibilidades de que el publicista se quedara prendiendo el fuego. Por otra parte, Tomacho conjuraba el plan de ataque contra cualquiera de las dos mujeres. Yoyo, Lorofly, Chalo y Pipe...hacían un ritual raro a base de un humo extraño. El Pablo y el José todavía no llegaban del supermercado. Y Pozzi recién llegaba de Santiago, asique no entendía mucho el asunto.

A una de las chiquillas se le ocurrió hacer una “matita” para elegir al parrillero. Salió Juanito, pero el rechazo fue unánime, así que se jugó nuevamente una matita y el perdedor fue el Loro.
Ahí el grupo se podía sentir más seguro. Se destaparon las primeras botellas y con ellas, las primaras confianzas. Tomacho, haciendo gala de su condición de dueño de casa, trataba de hablar más fuerte que el resto, el Loro, desde la parrilla tiraba chistes, la gran mayoría de ellos iban dirigidos en contra de su primo. Yoyo jugaba con sus manos a tocar batería, Pozzi se reía de las tallas del Loro, las mujeres trataban de unirse al grupo poco a poco y el José con el Pablo conversaban sobre no sé qué.

La proporción entre la cantidad de carne con la de copete era totalmente ajena a cualquier concepto relacionado con el equilibrio, lo que no quiere decir que había poca comida. –Ta liistoo- gritó el Loro, pero el desgraciao gritó con la boca llena de carne. Se escuchó un unisono TSSSSSSSS, pero ni un mínimo de verguenza, agarró el primer vaso que vio y tomó un trago, como pa pasar el mal rato. Tomacho a estas alturas (22.00 hrs) ya estaba jotiando, todo como el plan le indicaba y Carnicero da Silva ni salía de su casa.

El volumen subía en relación al número de vasos, Pozzi cada minuto que pasaba cachaba menos pero se ría más, Tomacho jotiaba más, Yoyo tocaba más batería, el Pipe tiraba más tallas con el Lorofly, el Zalo peliaba con Juanito, las mujeres se arrancaban del dueño de casa y los otros 2 las perseguían.

Pozzi hacía valer su sobrenombre y pasaba a ser el “Huracán Pozzi”, siempre avivado por Cancino y por Tomás, que poco a poco dejaba de lado sus reales intenciones. A estas horas las piscolas se las tomaban al seco, sin hielo, así nomáh. En eso aparece Carnicero, dando falsas explicaciones de su atrazo, pero nadie le creía nada de nada. Ya no quedaba nada de comida, solo cervezas, coca-cola y pisco.

Continuará...