El cajón de la basura

Quién no tiene o ha tenido un cajón al que le echa todo los cachureos que le sobran, y que en algún momento cree que le pueden servir pero en el fondo nunca los ocupa y al final los bota?. Este cajón suele ser el del velador, del closet o del mueble de la tele, que es mi caso. Las cosas que podemos encontrar adentro son infinitas, puede haber audifonos, pilas, santitos de primera comunión, tarjetas de navidad, folletos de la universidad, pruebas, boletas, etiquetas, un condón y papeles en general. Si uno lo pensara bien llegaría y botaría más de la mitad de esas cosas, pero existe una especie de compromiso con esa cuestión que hace que uno lo guarde y en el fondo aplace el botarlo a la basura y se vaya para siempre. Justamente siempre hay un día, cada 3 meses app, que uno como nunca anda con ganas de ordenar, no tine nada que hacer, anda como contento el weoncito y se pone a ordenar y a hacer limpieza. Ahí se da cuenta uno la cantidad de estupideces que ha guardado y se arma de valor para botar cosas que tienen un pequeño valor pero que si uno se deshace de ellas nada va a cambiar y nadie se va a dar cuenta tampoco. Es un sentimiento parecido al de cuando uno bota un pan y le da 3 besos antes de tirarlo, pa qué?, pero uno de weon lo hace po, porque le inculcaron la tontera. Después de la limpieza, que termina con una bolsa llena de papeles principalmente y otras weas chicas como un soldadito de plástico, el cajón queda CASI vacío, porque igual uno deja algunas cosas que pueden servir supuestamente, de las que el 80% van a ser botadas más adelante. Ahora, el cajón queda fácil de abrir y cerrar y listo para volver a llenarse. Alessandri.