Mi paso por la Iglesia Católica

Cuando pequeño, digamos unos cinco años, me ingresaron a un distinguido colegio católico al que había educado a casi gran parte de mi familia. Bueno, ninguno salió de ahí, pero alcanzaron a pasar algunos años. Parte de mi personalidad creo que se vio influenciada por aquel entorno. Las pichangas a los recreos, los compañeros, uno que otro profesor, las clases los días sábado, mi capacidad de autocontrol (tiroso) e incluso mi responsabilidad en los estudios (aunque no lo crean son muy pocas las veces que he llegado en blanco a una prueba).

Pero llegado a un momento, cuando inicié a cuestionarme algunas cosas, por ahí por 7º básico. Comencé a tener ciertos problemas con la educación católica poco indulgente que se me entregaba. Recuerdo que tenían una inteligente (querámoslo o no son pillos estos gallos) manera para que tu no te cuestiones nada de lo que se te enseña o dice en la biblia (raro, me sale error al escribir biblia con minúscula). Era una frase que te decían, algo así como que uno debe creer ciegamente en la palabra de dios. Existió un santo de nombre Tomás, el cual siempre necesitaba ver las cosas para creerlas. Ahí catapultó mi problema. Al igual que el santo, yo necesitaba ver lo que me decían para creerlo. Estamos hablando cuando yo era pequeño. Mi rebeldía ya tenia una génesis.

Con el tiempo llegaron los legionarios de cristo al colegio. Querían promover su movimiento cuasi sectario. Lo mas raro de todo, es que incluso en mi colegio, que era episcopal (de la iglesia Flavio, no de Capel), llegado a un momento, rechazó la entrada de estos tipos. Motivos deben haber varios y los ignoro, pero se que tenia que ver con lo dudosa de las formas que tenían para persuadir a los alumnos varones para que ingresaran a su congregación. No hubo nada sexual por si piensan eso, mentes de cloaca, pero si una forma de persuasión súper inteligente, en donde sabían llegar a los cabros con juegos, asados y paseos. Era como scout para que me entiendan.

Pero lo que realmente gatillo mi fobia a todo lo católico y religioso, fue de hecho, la ultima vez que tuve que confesarme. Confesarse, me acuerdo que era una forma de capear clases. Si te tocaba el cura joven, lo único que hacías era conversar sobre la vida, y muy en buena onda. En cambio si te tocaba con el viejo, el acto confesionario se transformaba en un tramite de 5 minutos. A casi todos les decía lo mismo, y creo que al cura escuchaba lo mismo también (que pecado nuevo iba a haber aparte de los típicos: “he mentido, le conteste a mi vieja”, weas así). Recuerdo exactamente que estaba yo contándole esas mismas trivialidades, pero en un momento me quede en blanco, ya no tenia mas que decir o no me acordaba que otros mas pecados había hecho últimamente. Así que el cura comenzó a intervenir: “¿Algún mal pensamiento?. Yo, blanco. Que le iba a decir obvio que miles y a cada rato. Después: “¿Alguna masturbación?”. ¿Que mierda es esto?, pensaba, bueno no tan así. Pero mi cara era de espanto. ¿Ósea mi vida entera es un pecado?. A los doce años, era lo mejor que hacia.

Continuará...