La Muerte

El señor que atendía el negocio de al lado de mi casa acaba de morir. Apareció muerte. Pinochet se muerió en una ola de crìticas, vítores y discursos somnolientos. Estamos a punto de conmemorar la muerte de un tipo que cambió la historia del planeta, como Jesucristo.

Éstos tres hechos me obligan a escribir algo respecto a la muerte.

No es fácil hablar sobre el tema; más cuando uno ha tenido muertes cercanas y dolorosas. Pero a sabiendas de la dificultad, he podido ordenar mi percepción sobre la pálida en tres puntos:

Primero, me sorprende la certeza que rodea a la muerte. Todo sabemos que vamos a morir. Sabemos que mientras más viejitos más posibilidades de fallecer. Sabemos que es ineitable. Y aún así uno llora a sus muertos como posiblemente lo lloren a uno cuando se vaya. Y de repente viejitos viejitos poh.

Segundo, creo que la reacción después de tener una muerte cercana no es manejable. O sea, cuando a un tipo se le muere un pariente y comienza a tomar sin control, o a drogarse sin límites, a mí me parece que ese tipo está haciendo lo que le sale no más. Después de que se te muere alguien, lo que resulta es eso: lo que salió no más. No se maneja, no se domina.

La muerte....fuete ese tema.

El Jefe